miércoles, 2 de mayo de 2012

1º de mayo de 2012. Bandera Roja



Ayer fue el día 1 de mayo de 2012. Ayer fue el día de los trabajadores. Un día de recuerdo a unos compañeros que prefirieron morir reivindicando los derechos de los trabajadores, que doblegarse ante la avaricia mercantilista del gobierno liberal estadounidense. Ayer, cuando dos siglos más tardes el gobierno liberal español atenaza los derechos laborales de los trabajadores, el estado de bien estar de la ciudadanía e, incluso, los derechos fundamentales salvaguardados constitucionalmente, para apoyar el estatus mercantilista de las patronales, se nos pidió salir a la calle para decir basta. No se nos pidió que nos enfrentáramos a la horca, no se nos pidió que nos enfrentáramos a escuadrones de policía, sólo se nos pidió que nos enfrentásemos a la lluvia, que sacrificásemos un día festivo, para que todos supiesen nuestro rechazo al Gobierno liberal de Rajoy.
Hoy, día 2 de mayo de 2012, se pidió a los socialistas que arropásemos a nuestro partido en un acto popular que se celebró en Madrid. Se conmemoraba, a mi juicio, que éramos socialistas, nada más, y que tras una derrota electoral no nos habían derrotado moralmente; que estábamos allí y que seguiríamos estando al servicio de la ciudadanía luchando contra un Gobierno que pretendía no solamente destruir los derechos de los trabajadores, de los pensionistas, de los estudiantes o de los enfermos; no solamente desmantelar el estado de bien estar que Europa construyó, sino cambiar el modelo social, el modelo de Estado, pergeñado por la sociedad española y defendido desde hace más de ciento treinta años por el Partido Socialista Obrero Español. No, no se nos pidió a los socialistas que nos enfrentásemos a penas de cárcel, a malos tratos en estancias policiales o a enfrentamientos violentos con grupos radicales de significado fascista, simplemente se nos pidió que demostrásemos, con nuestra presencia, que estábamos allí. Muchos, allí estuvimos.
No. No es el momento de quedarnos en nuestras casas. No es el momento de tasar y limitar nuestro esfuerzo, no es el momento de gimotear heridas personales acurrucados en nuestras casas. Es el momento de la lucha, es el momento de poner la cara, la voz y el alma, para arroyar con nuestro empuje colectivo el gran frente capitalista que pretende destruir todos los avances político-sociales que hemos construido con la sangre, las lágrimas y el esfuerzo de nuestros compañeros durante estos ciento treinta años. ¡Y por eso estuvimos allí, dando la cara! Con todos nuestros compañeros con Toxo, con Méndez, con Tomás Gómez, con Juan Barranco, con Maru Menéndez, contigo y conmigo, echando de menos a algunos pero sin dejarnos convencer por sus patéticas excusas.
 Compañeros y amigos, estos dos días han sido emocionantes para mí. Los ciudadanos nos retiraron su confianza en las pasadas elecciones municipales-autonómicas y generales, de ello se jactan ilusos los fascistas, los conservadores, los liberales y los capitalistas; ¡que equivocados están!, nos hemos levantado de la lona.