jueves, 7 de junio de 2012

¿Por qué coño soy yo socialista?


De vez en cuando hay que pararse en seco y recapitular. Casi como cuando reseteas un ordenador, este ordenador mediante el que estoy escribiendo, para limpiarle la memoria, los plug-in, los cokis y toda la basura acumulada a golpe de secuencias de unos y ceros que discurren con vertiginoso flujo por los circuitos de la placa.

Hoy me hago una pregunta: ¿por qué soy socialista? Cuántos errores se han cometido en nombre del partido socialista, cuántas actuaciones ilegítimas, cuántos axiomas caducos incitan el camino del socialismo, cuántas decisiones injustas, cuántas exposiciones a la incongruencia.

Verán. Yo tengo una foto antigua de Pablo Iglesias que la abuela de mi compañera de vida conservó durante toda la suya, sobreviviendo a la Guerra. Cuando la miro pienso: ¿Quién es más viejo, tú o yo? ¿Por qué se sorprenden? ¿Que es más obsoleto, un ordenador antiguo con el adecuado mantenimiento y capaz de mantener la frescura de una memoria limpia, o el de última generación plagado de virus, restos de aplicaciones desinstaladas o cargado de banales herramientas inútiles?

Soy socialista porque creo en la absoluta igualdad de todos los hombres y mujeres, sin que ninguna circunstancia, cualidad o progresión, sean capaces de aminorar este principio básico. Lo soy porque creo que la sociedad está por encima de cualquier individualismo y, a ella, debe someterse cualquier iniciativa individual. Lo soy porque creo que cuanto mayor es el progreso personal, mayores lazos de deuda contrae el individuo con la sociedad; y cuanto más pequeño, más le debe la sociedad al individuo. Lo soy porque soy solidario con mis semejantes, con el hábitat en el que vivo y con el resto de las criaturas o estructuras inorgánicas que lo constituyen. Lo soy porque creo en la felicidad de los seres humanos y la mano amiga que la hace posible. Lo soy porque el sufrimiento ajeno no se puede enjuagar con conceptos tales como rentabilidad, gestión de haberes u otras definiciones económicas.

¡Hala!. Ya me he reseteado. No tengo que defender si los socialistas somos mejores que los liberales, o no. No tengo que defender que Zapatero es mejor que Rajoy, Ni que Griñan hace lo mismo que Esperanza Aguirre,  solo que con más cariño.  No tengo que defender que a los funcionarios (trabajadores) el Gobierno socialista les bajara el 5% de su salario y que el PP implementara la fatídica Ley de Reforma Laboral. Me descargo de todos los virus habidos, de toda mi memoria virtual.

¡Los partidos políticos no son equipos de fútbol!. No se trata de medirse la minga con nadie. Sólo tengo que luchar por mi ideología, y mi ideología es socialista porque tengo mi propio credo ateo que antes he expuesto. No me hace falta ni más bagaje, ni más razones. El pescao está freso para el que se lo quiera comer.

¡A luchar!