De vez
en cuando hay que pararse en seco y recapitular. Casi como cuando reseteas un
ordenador, este ordenador mediante el que estoy escribiendo, para limpiarle la
memoria, los plug-in, los cokis y toda la basura acumulada a golpe de secuencias
de unos y ceros que discurren con vertiginoso flujo por los circuitos de la
placa.
Hoy me
hago una pregunta: ¿por qué soy socialista? Cuántos errores se han cometido en
nombre del partido socialista, cuántas actuaciones ilegítimas, cuántos axiomas caducos
incitan el camino del socialismo, cuántas decisiones injustas, cuántas exposiciones
a la incongruencia.
Verán.
Yo tengo una foto antigua de Pablo Iglesias que la abuela de mi compañera de vida conservó
durante toda la suya, sobreviviendo a la Guerra. Cuando la miro pienso: ¿Quién
es más viejo, tú o yo? ¿Por qué se sorprenden? ¿Que es más obsoleto, un
ordenador antiguo con el adecuado mantenimiento y capaz de mantener la frescura
de una memoria limpia, o el de última generación plagado de virus, restos de
aplicaciones desinstaladas o cargado de banales herramientas inútiles?
Soy
socialista porque creo en la absoluta igualdad de todos los hombres y mujeres,
sin que ninguna circunstancia, cualidad o progresión, sean capaces de aminorar
este principio básico. Lo soy porque creo que la sociedad está por encima de
cualquier individualismo y, a ella, debe someterse cualquier iniciativa
individual. Lo soy porque creo que cuanto mayor es el progreso personal, mayores
lazos de deuda contrae el individuo con la sociedad; y cuanto más pequeño, más
le debe la sociedad al individuo. Lo soy porque soy solidario con mis
semejantes, con el hábitat en el que vivo y con el resto de las criaturas o
estructuras inorgánicas que lo constituyen. Lo soy porque creo en la felicidad
de los seres humanos y la mano amiga que la hace posible. Lo soy porque el
sufrimiento ajeno no se puede enjuagar con conceptos tales como rentabilidad,
gestión de haberes u otras definiciones económicas.
¡Hala!.
Ya me he reseteado. No tengo que defender si los socialistas somos mejores que
los liberales, o no. No tengo que defender que Zapatero es mejor que Rajoy, Ni que
Griñan hace lo mismo que Esperanza Aguirre,
solo que con más cariño. No tengo
que defender que a los funcionarios (trabajadores) el Gobierno socialista les
bajara el 5% de su salario y que el PP implementara la fatídica Ley de Reforma
Laboral. Me descargo de todos los virus habidos, de toda mi memoria virtual.
¡Los
partidos políticos no son equipos de fútbol!. No se trata de medirse la minga
con nadie. Sólo tengo que luchar por mi ideología, y mi ideología es
socialista porque tengo mi propio credo ateo que antes he expuesto. No me hace falta ni más bagaje, ni más razones. El pescao está freso para el que se lo quiera comer.
¡A
luchar!