Según mi
parecer, la página Web debería tener, sobre todo, un objetivo último, mantener
el posicionamiento de los ciudadanos (militantes, simpatizantes, posibles
votantes) cerca de la esfera socialista local. Además es una herramienta que,
por su posible difusión y poder mediático, se sitúa, si se maneja
correctamente, en la vanguardia de nuestra acción divulgativa; ello sin
desmerecer otros flancos como la acción directa con los ciudadanos, nuestro
prestigio con el Grupo Municipal, nuestros panfletos, etc.
La capacidad
de fidelizar a un colectivo de vecinos entre las líneas de nuestra Web, es nuestra
posibilidad de retener el voto local, es nuestra posibilidad de retener con
nuestros mensajes a aquellos que tienen en sus manos la voluntad de las urnas
municipales.
Todos sabemos
que las posibilidades en nuestro municipio son muy limitadas. Pero no estamos
aquí para lanzar mensajes derrotistas ni acurrucarnos en el relajado sopor de
impotencia, sino para implementar todas aquellas herramientas, estrategias y
funcionalidades capaces, tanto de zaherir el cuerpo volumétrico de nuestro
rival político, como para evitar que otros espacios políticos ocupen el nuestro
y se hagan cargo de nuestras responsabilidades.
Yo no soy
escritor, ni periodista, ni maestro. He empleado para haceros una pregunta
dieciséis líneas, ciento ochenta y tres palabras, mil veintiséis caracteres. Os
podría haber dicho: “La página Web es muy importante para que la gente nos
conozca”; una línea, doce palabras,
cincuenta caracteres. La pregunta es: ¿estáis de acuerdo en la importancia que
tiene para el mensaje su presentación?
Si vuestra
respuesta es sí, cabría asegurarse de que ese mensaje llegue a la mayor
cantidad posible de gente de forma global, regular y cómoda, y, a mí, no me
cabe duda de que la única herramienta que es capaz de concentrar las tres
cualidades es la página Web.
Hasta aquí es
lo que yo doy de sí, ahora os corresponde a vosotros contestaros a la pregunta
de si lo antedicho es correcto, si os lo creéis, o no, y si merece la pena
invertir una pequeña parte, más, de esfuerzo en posibilitarlo.
¿Juego con la
ventaja del inductor argumental?, quizás sí. Quizás vuestra contestación haya
sido inmediatamente inducida por mí y después de haber recibido la respuesta
satisfactoria nos juntemos todos en un éter místico, cantemos alabanzas y …, lo
dejemos todo como está. Eso u os explico el mensaje que propongo y vosotros
aceptáis o no.
Nuestra
capacidad política se ha visto absolutamente mermada en todos los niveles
nucleares de la acción. Municipal, regional, federal y europeo, nuestra
capacidad de desarrollo político casi ha quedado imposibilitado. Pero no
culpemos de ello exclusivamente a nuestros propios errores, pues la ola
antipolíticos arrasa nuestra sociedad. ¿Cómo recuperar nuestro mensaje? Creo
que dando al ciudadano, no lo que quiere oír (demagogia), sino lo que quiere
sentir (ideales).
Me reafirmo en
la idea de que los partidos políticos se encuentran ante una bifurcación del
camino. Uno rápido, el de la demagogia; otro lento, el de la lealtad al sistema
político. Yo elijo este último por honorabilidad y porque creo que, en el
fondo, eso será lo que admire el ciudadano.