jueves, 26 de enero de 2012

Toreros

Todavía son audibles los ecos del 20 de noviembre de 2011 que culpaban a la acción del gobierno de Zapatero el fracaso electoral del Partido socialista Obrero Español. Todavía están cerca las sonrisas de IU y el siempre ladino desentendimiento de UPyD. Están muy cerca aunque para algunos la memoria sea tan corta como lo es la intencionalidad para con sus argumentaciones.


Llevamos sólo dos meses desde ese momento y el lobo, siempre hambriento, se quita de encima la molesta y sucia piel de cordero. Y es ahora dónde alguien, supongo, se pregunta qué ha pasado con IU y UPyD; y también se pregunta si las elecciones las pierden sólo los partidos políticos.

Tarde. Muy tarde. ¿Pero, a cuantos hoy no les arden un poco los dedos con los que introdujeron su papeleta en la urna? Pues supongo que a pocos. Supongo que, todavía ufanos, se están jactando de la demolición del gobierno socialista, hablan de rentabilizar los servicios públicos y sonríen, palmeados por los propios funcionarios, mientras minusvaloran la función pública. Ven desmontar toda la labor en servicios sociales que hizo Rodríguez Zapatero, ven como les quitan los refuerzos dados a las clases más desfavorecidas, ven como la sanidad de su familia escora hacia un régimen mercantilista, ven como naufraga en deudas la educación gratuita de sus hijos para pagar los calcetines escolares de los colegios del OPUS, ven como sus hermanas e hijas se encuentran más vulnerables a abusos machistas; pero …

España es un país de valientes en el que los toreros votan a la Liga Antitaurina.

PD. Algunas veces, esto de tener un blog te juega malas pasadas. 
Meditando lo que había escrito, me sonaba mucho todo esto de la Liga Antitaurina y todo lo relacionado con este artículo. Eche la mirada atras y repasando los últimos post vi que ya había escrito un artículo casi identic . La conclusión es clara: no me puedo quitar de la cabeza la victoria del PP.

sábado, 21 de enero de 2012

Crónica de un Congreso

Alcalá de Henares, cinco de la tarde del 20 de enero de 2012, fiesta de San Sebastián. El día es bellísimo, ni una nube, salvo las que aportaba nuestro ánimo, teñía el cielo en tonos grises.
Hubiera sido un buen día de fiesta, y a fe que lo parecía, pues por las calles adyacentes, peatones y coches trazaban por sí mismos un sendero hacia el colegio Antonio Machado como si fuésemos de romería. Sin embargo, la perspicacia del observador veía que los ánimos no estaban para chanzas, bailes ni gaitas; serios, preocupados, miradas en el suelo y parla moderada, indicaban solemnidad.
Guarecidos de pompa y boato, por callejas sinuosas, como retiro ideológico más que como extroversión de mensaje, entramos en el colegio, antigua universidad laboral de la ciudad del Cardenal Cisneros y de Cervantes, ciudad horadada por Francisco de Quevedo, por Gabriel Vázquez, Tirso de Molina y tantos otros que la tomaron como escenario de su aligerada vida de estudiantes. El mismo Gaspar Melchor de Jovellanos, a buen seguro, le hubiera picado la emoción al ver a tan nutrido grupo de políticos encaminados por la ciudad que le dio cobijo durante buena parte del lustro de los sesenta, del vertiginoso siglo XVIII.
En estas que llegamos a la antigua Universidad Laboral, que ese día, y el siguiente, había de darnos acomodo. Acudíamos al Congreso Regional Extraordinariodel Partido Socialista Obrero Español, el partido de los trabajadores de España. El partido que hacía unos meses no había podido convencer a esos trabajadores que la opción obrera era la suya propia, y había tenido de asumir la mayor derrota electoral de su historia, perdiendo siete millones de votantes.
Allí estaban, preocupados, serios, recelosos incluso. Pero sí, allí estaban con sus ideas, sus mensajes, sus análisis. Allí estaban delegados de toda la Comunidad Autónoma de Madrid, mandatarios de los militantes de base de un partido con ciento treinta años de historia. Historia de los rechazos constituyentes, pero también historia de los primeros apoyos, historia de persecuciones y de compañerismo, historia de represión feroz y programa ideológico, historia de gobierno de progreso y modernización del País, historia de humillación, historia de progreso en los servicios sociales, historia de incomprensión. ¡Toda una historia!. Parte importante de la historia de nuestro País.
Eran las 17:30 y aún se repetían escenas de rencuentros, de abrazos, de camarillas, de fugaces miradas, de palmarios disimulos, también, claro está, de mudos desplantes. Acciones y omisiones propias de gentes de espíritus vivos, de ideas propias ampliamente meditadas y profundamente asumidas; y también de ideas a las que allegarse y por las que luchar.
Allí se juntaron Rafael Simancas, Ruz Porta, Pedro Castro, Juan Barranco, Carmen Toledano, Jaime Elisabesqui, Maru Menéndez; y tantos otros, sobre los cuales se depositaban las más de las miradas, las más de las afinidades, las más de las ilusiones.
Tocaron a prédicas. Delegados a sus sitios, invitados al nuestro. Desde mi posición se veía en el anfiteatro del aula magna, cientos de compañeros depositarios del ánimo, depositarios de las inquietudes, depositarios de las respuestas de miles de militantes. Al fondo, profusamente iluminada con respecto a los demás, la Comisión Ejecutiva Regional, iba ocupando los puestos con solemnidad, quizás, un tanto de preocupación. Iba a ser uno de los congresos más inciertos, más críticos. Sí, la pintaba en bastos.
Tomó la palabra, como insigne telonero, Eusebio González, Secretario General de la Agrupación Socialista de Alcalá de Henares para darnos la bienvenida a su tierra. Compañero siempre locuaz, siempre amante de su ciudad, nos animó a que uniéramos la sesión de trabajo con la siempre lúdica ciudad estudiantil, siempre cultural ciudad del arte.
Después salió a la tarima de oradores Tomás Gómez. Trabajador de los trabajadores, de la gente normal y corriente, de los de abajo. Hablo de políticas sociales, de las acciones contradictorias de la derecha de Rajoy y de Esperanza Aguirre. Hablo de la demolición, no sólo del estado del bienestar, sino también de las libertades y derechos fundamentales de los trabajadores que hace la derecha y que hoy ostenta el poder en la mayor parte del País. Pero también hablo de los militantes del partido, de nuestro esfuerzo y de nuestras ganas por salir de la derrota electoral que en aquel momento seguro desbordaría las intervenciones oratorias.
Los que vendrían después a lo largo de una primera jornada que terminó a las 22:00 horas, tendrían que ver con la acción de la Comisión Ejecutiva Federal. Horas que fueron salpicadas con palabras de comprensión en pocos casos, como Rafael Simancas, de comprensión con muchas puntualizaciones en otros, con absoluto rechazo por otro, a una Comisión ejecutiva que, a juicio de muchos, se había subyugado a la acción gubernamental gestora por naturaleza, y había desatendido la acción política su razón de ser.
Pero de esta intervenciones, mejor empleen ustedes medios de comunicación profesionales, y no el mío, para su comprensión y análisis. Yo me limito a contarles lo que viví aquel día 20 de enero de 2012, en la ciudad de Alcalá de Henares.

viernes, 20 de enero de 2012

Congresillo

Hoy comienza el Congresillo. Hoy buscamos un mañana para el Partido. El ayer, no sólo trajo errores, pero la cobardía de unos y la avidez de otros, han conseguido que eso sea lo más palmario. Nada se habla de los avances sociales que ahora, algunos, vemos como se desmoronan, aniquilados por la gestión de recursos y la rentabilización –incoherente por naturaleza- de los servicios.


Hoy queremos aportar a este Congresillo, preludio estatutario del congreso que se celebrará en Sevilla, profundas reformas basadas en las percepciones derivadas de los complejos subyacentes de una etapa de gobierno dónde la oposición más agresiva, más descalificadora, no se encontraba en los bancos de la derecha.

Supongo que muchos estamos nerviosos y nos preguntamos si al final del trabajo que en estos días hemos realizado, o si las expectativas que hemos puesto en las personas que lo han hecho, servirán para que el partido salga fortalecido, unido, sin miedos, sin especuladores de lo propio, sin cainistas y, sobre todo, sin complejos. Más o menos como el Ave Fénix en la que sin demora hemos de convertirnos.

Sobre la mesa están las ponencias, y sobre ellas las alegaciones de los militantes, como respuesta de fortaleza de un partido hecho para y por los trabajadores. Nuestro partido lo es de sus bases, no de sus cúpulas. Sin embargo en esas ponencias, (que, por cierto, reivindica exhaustivamente esa naturaleza), se hacen valoraciones y proyectos que critican o tratan de dar soluciones a la cúpula. ¿Qué pasa con la militancia?; ¿no somos responsables de nada?; ¿somos víctimas?; ¿no tenemos que reorganizar nuestra actividad?

Cada militante de cada pueblo, distrito o villa, forma la base del partido. El debate no está en las disputas, excesivamente públicas, entre Griñan y Viera, entre Chacón y Rubalcaba, eso es otra cosa, eso viene después, el debate es primero personal (¿qué estoy haciendo), el segundo plural (¿Qué estamos haciendo en mi pueblo, en mi villa?), el tercero, ya sí, organizativo (¿Qué queremos hacer entre todos?).

Pero quizás esto sea otra película de las que yo me monto.