martes, 23 de marzo de 2010

Jover: El señorito cacique

Aportar intensidad a las manifestaciones de los ciudadanos, promocionar lugares de encuentro en torno a afinidades sociales, políticas o culturales, dar asistencia para la exposición de la diversidad de opiniones como riqueza cultural del pueblo, apoyar institucional, económica y socialmente para que los vecinos tengan la oportunidad de expresarse.


Que todo ciudadano pueda expresarse es signo de libertad; que las autoridades, independientemente de su ideario, independientemente de su afinidad, promuevan y protejan como derechos fundamentales esas expresiones es símbolo de antiautoritarismo y de gobierno democrático.

Al Sr. Jover, alcalde de Villaviciosa de Odón en estas fechas, no le interesa nada de esto, el es Alcalde sólo de aquellos villaodonenses que su ideario está anclado en la ideología liberal, o reaccionaria, o descaradamente “nostálgica”. De esas personas es Alcalde el Sr. Jover; a los demás no nos quiere, ni como vecinos ni como sujetos de derechos fundamentales y, sobre todo, no nos quiere como sujetos del derecho a discrepar de su política.

El pasado día 21 de marzo el Sr. Jover volvió a demostrar su educación política, volvió a prescindir, a subyugar la libertad de una parte de los vecinos, volvió a imponer el poder que democráticamente se le ha otorgado para llevar a cabo su política de exclusión, de enterrar toda aquella manifestación social que no esté claramente ligada a sus percepciones ideológicos e intereses electorales. El Sr. Jover y su equipo, prohibió que unos vecinos se expresasen libremente y realizasen una actividad refrendada por otros organismos oficiales, una actividad que sólo pretendía apoyar una efemérides y expresar su compromiso con un mundo en el que el medio ambiente sea respetado y protegido. El Sr. Jover amordazó a una asociación del pueblo, de nuestros vecinos, amordazó a Villaviciosa Ecológica. El Sr. Jover no quiere más protagonismo que el propio. Para el Sr. Jover en el pueblo sólo existe él y los suyos, los demás no contamos.

Desde estas líneas les propongo que se revelen ante este totalitarismo, les animo a que, independientemente de sus ideas políticas, sociales o religiosas, amen la diversidad, respeten el derecho de los otros a discrepar. Signifíquense democráticamente plantando en sus jardines o en sus macetas un fresno o un saúco; a ese arbolito llámenle LIBERTAD, cuídenlo y háganlo parte de su vida y de la de su familia.