Y ese pluralismo espontáneo, solidario, ese pluralismo igualitario, justo y progresista que hemos alimentado, que hemos visto crecer, que amamos, le vemos atacado, hoy más que nunca, por un plural (pronombre personal) articulado, el plural fundamentalista y recesivo: "nosotros ...", "vosotros ...", “nosotros somos …”, “nosotros creemos …”, “vosotros sois …”, “vosotros …”. Expresión definitoria de las “familias” y, con ellas de las luchas intestinas.
No me negaréis que es curioso ver como el plural se hace individualista, y se enfrenta al singular, que se hace pluralista, cuando, al primero, lo ponemos en las manos de aquellos que, independientemente de su valía personal, tienen poco que ofrecer a la colectividad fuera de sus fundamentalismos, fuera de sus intereses de grupo (intereses de grupo que no son otra cosa que intereses individuales defendidos en común).
Así que nos encontramos ante una nueva clasificación de militantes, y lo primero que creo que debemos saber, a la hora de organizar equipos políticos, es escucharlos para saber si hablan de “nosotros/vosotros” o de "proyecto/partido".