sábado, 26 de noviembre de 2011

Crónica de un pleno (25 de noviembre de 2011)


Para alguien que lleva durante toda la legislatura asistiendo a los plenos, el de hoy viene a demostrar el empeño de todos los grupos en ocupar posiciones estratégicas capaces de desarticular el apoyo que los votantes han dado a los rivales. No se trata de recrear una corporación pacífica, construida cualitativa y cuantitativamente con resignación inmovilista. Ya no nos encontramos en un escenario educado, comprensivo, amistoso, de alguna forma institucionalizado con la naturaleza anacrónica como una más de sus instituciones locales en el que los elegidos se emplean más o menos a fondo en “asuntos de políticos”. Nos encontramos en una lucha sin cuartel donde un grupo intenta desenmascarar al otro y mostrar a la ciudadanía la verdadera faz de su contrario, porque ahora sí, dejémonos de sutil circunloquio, entre las paredes del Ayuntamiento se encuentra un verdadero campo de batalla sino ideológico -ya que dos de esos grupos, por antecedentes, por nacimiento y por trayectoria, carecen de ella- sí, al menos, político.

Dentro de esa lucha se evidencia quienes son los verdaderos contendientes, por encima de las muy buenas cualidades oratorias del portavoz de IU, por encima de los vaivenes sin posicionamiento trasparente de UPyD, o por encima de la vendida voluntad del PPVO, los verdaderos contendientes, entre ellos mismos reconocidos, se posicionan a cara de perro unos frente a otro y tanto unos como otros se emplean con saña, obviando, y en algún caso negando la presencia de los otros tres, a los que perceptiblemente se les trata, en mayor o menor medida, como lo que son, invitados de la crisis, invitados de la desinformación, invitados de la decepción, invitados, en definitiva, de los votantes.
Hoy es palmario un antes y un después, ante el comprensible horror del PP, ante la frustración de UPyD que no termina de ver el fácil acomodo de su demagogia y ante la absoluta motivación de PSOE e IU. La buena educación de niños de pantalón corto, chaqueta y corbata, la “España de camisa blanca”, ha dado paso a la lucha legítima de la ideología en democracia.



 Y, en esa conflictividad, el PSOE, independientemente de otras intervenciones cuyo vencedor queda a juicio de los especuladores, ha obligado a posicionarse al PP en contra de una moción contra la violencia de género que momentos más tarde, cínicamente, aplaudían los populares en la plaza del pueblo de cara al electorado.  Los socialistas, que tan sólo proponían compromiso de mantenimiento de políticas activas en la lucha contra  la violencia de género, demostraron que a los liberales les importa más no contrariar a Esperanza Aguirre que las víctimas. Luego surgieron otros altercados, otros enfrentamientos, pero esta moción dejo al PP en evidencia.
Hoy es un gran día, hemos abandonado el ostracismo de la política en Villaviciosa de Odón.