viernes, 28 de marzo de 2014

Ley de la Memoria Histórica


Como tantos otros, y yo no pretendo ser más persuasivo, vuelvo a toparme con la bipolar “Ley de la Memoria Histórica”. Vuelvo a encontrarme con los defensores y detractores, vuelvo a encontrarme con los dos bandos. En definitiva, vuelvo a encontrarme con las dos españas, las dos españas de hace cuarenta años, de hace setenta y cinco, de hace ciento cuarenta y uno, de hace doscientos dos años, ... Esas dos españas primitivas, viscerales, ignorantes en sí mismas. Españas sin argumentos, españas sin reflexión, sin concordia, sin comprensión hacia la discrepancia. Esas dos españas de puro odio.

¡Cuanto daño, cuanto horror, cuanta estupidez!

¿Alguien se ha leído la Ley de la Memoria Histórica? La inmensa mayoría, no. Pero claro, "los nuestros, los de toda la vida, ¡ellos sabrán!, dicen que sí/no" y nos colocan delante de los mismísimos morros un argumentario que nos aprendemos y reproducimos de memoria; y con ese argumentarlo cual libro santo, somos capaces de arrancarle las entrañas al que diga lo contrario, a los otros.

Sí, ¡Cuanta estupidez!

¡Bueno, hombre, bueno! ¿Alguien se ha leído la moción que presenta en el pleno del 28 de marzo de 2014 el Grupo Municipal Socialista? ¡Ya!. Tampoco. De hecho este humilde artículo va a ser leído diez veces y yo ya llevo cinco.

Se puede valorar la moción, y con ello asumir un posicionamiento, desde dos perspectivas distintas. Una sería, “otra vez estos perdedores (o gente torturada por el odio, o revanchistas) queriendo desenterrar lo que pasó hace setenta y cinco años”; otra sería leerse la moción y en un extremo, poco apto para españoles, la ley. Ya sería excesivo entender que las leyes o se derogan o se cumplen. ¡En fin, usted decide!.