Me gustaría compartir con ustedes
una de las notas que José Saramago implemento en su “Cuadernos de Lanzarote”
(1993-1995). Lo hubiese querido hacer ayer “Día Mundial del Agua”, pero no me
dio tiempo. Dice así:
"Que se privatice Machu Picchu, que se
privatice Chan Chan, que se privatice la Capilla Sixtina, que se privatice el
Partenón, que se privatice Nuno Gonçalves, que se privatice la catedral de
Chartres, que se privatice el Descendimiento de la cruz de Antonio da
Crestalcore, que se privatice el Pórtico de la Gloria de Santiago de
Compostela, que se privatice la cordillera de los Andes, que se privatice todo,
que se privatice el mar y el cielo, que se privatice el agua y el aire, que se
privatice la justicia y la ley, que se privatice la nube que pasa, que se
privatice el sueño, sobre todo si es diurno y con los ojos abiertos. Y,
finalmente, para florón y remate de tanto privatizar, privatícense los Estados,
entréguese de una vez por todas la explotación a empresas privadas mediante
concurso internacional. Ahí se encuentra la salvación del mundo... Y, metidos
en esto, que se privatice también a la puta que los parió a todos".
Que la memoria histórica y social lo tenga en su gloria.