miércoles, 2 de febrero de 2011

A medio camino

A medio camino entre bosque y ciudad, a medio camino entre la noche estrellada y el agostamiento estival, a medio camino entre el ayer y el mañana, a medias se queda Villaviciosa de Odón.


Algunos la llaman pueblo, otros la llaman barrio y en esa indefinición nació, crece y morirá; porque siendo ley que las ciudades nazcan, también lo es que morirán, adornándose sus lápidas con el trabajo, la ilusión y el amor de las personas que la moraron. ¡Qué lapida tan bella dejaron en el recuerdo ciudades de la antigüedad que fueron moradas por almas enamoradas de su tierra!; ¡qué horrible tumba aquellas otras que fueron moradas por personas desarraigadas, meros durmientes de horas inactivas, meros ocupantes de un erial, a medias entre su lugar de trabajo y su hogar!.

A medio camino, decía, se queda Villaviciosa, y a medio camino se quedan mis recuerdos de pubertad, cuando la escasez económica me obligaba a bajarme en el pueblo, a medio camino de la montaña, para pasar una noche de acampada y una mañana de hastío. A mitad del camino me quedé en mi búsqueda del domus rural y la atracción por la ciudad. A medio camino se quedan los ciudadanos que vienen de la ciudad, a medio camino las ciudades que no las saben amar.